Gestionar el miedo al coronavirus

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Ante todo, reconocer que el miedo es una respuesta natural ante una situación peligrosa o amenazante. Instintivamente buscamos la protección, y eso está bien. El miedo nos hace tomar precauciones que nos pueden salvar la vida muchas veces. Tenemos miedo a las serpientes, las arañas, subir a lugares altos, cuchillos, los coches, el mar o mil situaciones más, donde, si no lo gestionamos con cuidado, corremos peligro de sufrir heridas o incluso morir.

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La realidad no es que los cuchillos son peligrosos, pero sí que requiere que pongamos toda nuestra atención al manejarlos. Tampoco subir a un lugar alto tiene que ser necesariamente arriesgado, pero nuestro instinto nos avisa que, si no tenemos cuidado, una caída puede resultar fatal.

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Por lo tanto, el miedo y la precaución son condiciones que favorecen nuestra supervivencia y es NORMAL sentir cierto grado de temor… Sin que supere unos niveles excesivos. Cuando la angustia por lo que está pasando se convierte en el pensamiento predominante en el día a día y las precauciones están presentes en nuestro comportamiento innecesariamente, entonces este miedo comienza a ser poco funcional, deja de ser útil, para pasar a ser un miedo patológico que, además de provocar angustia, no nos ayuda a sentirnos más seguros.

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Bien, ahora vamos a abordar la situación que estamos viviendo con el coronavirus.

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En la situación actual, a 13 de marzo 2020, podemos considerar normal sentir cierto temor. Los medios nos están bombardeando sobre noticias relacionadas con la expansión del virus, los casos de muertes y las precauciones que debemos tomar para no contagiarnos.

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El miedo se está adueñando de muchas personas que no son capaces de alejar esta emoción para que prevalezca la razón. El miedo en sí, es realmente muy contagioso, tanto o más que el propio virus. Se pone en marcha el sistema de lucha o huida.

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Esta circunstancia se da cuando toma el mando nuestro cerebro primitivo, entonces pasan a dominar nuestro comportamiento los instintos y las emociones. El miedo desconecta el cerebro racional, que es el que analiza, programa, racionaliza y llega a conclusiones, es decir, es la inteligencia aplicada a las circunstancias.

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Para volver a tomar el mando de nuestro cerebro racional e inteligente, dejo a continuación unas recomendaciones:

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  • Escuchar y seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias.
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  • Informarse en fuentes de confianza, no sirven los mensajes de Whatsapp o similares, es necesario contrastar si es cierto lo que nos envían o no. Por ejemplo en la web del ministerio de Sanidad https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/home.htm
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  • No es necesario tomar más precauciones de las necesarias o indicadas por las autoridades.
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  • No hablar constantemente del tema, buscar distraer la mente con otras ocupaciones. Estar continuamente pendiente de la información sobre la evolución del coronavirus no sirve para que estés mejor informado, ni tampoco te protege ante el virus y, en cambio, con ello sí aumentas la sensación de riesgo.
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  • Mantener la calma practicando algún tipo de relajación, yoga o meditación, esto ayuda a conseguir más serenidad, no solo durante esta etapa de incertidumbre.
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  • Usar el humor con las personas con las que nos relacionamos, quitarle gravedad y tensión a la situación propicia una actitud natural diaria, así como un mejor estado anímico hasta que la situación se resuelva.
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  • Buscar información contrastada sobre el virus que genere optimismo, como que es una enfermedad con bajo índice de mortalidad, que se puede evitar la infección con ciertas precauciones, que en un cierto tiempo estará controlada la propagación y que en todo el mundo se está trabajando para encontrar una vacuna.
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  • Finalmente, podemos ayudar a reducir el miedo en la población no compartiendo en Whatsapp o redes sociales, mensajes sobre supuestas curas, terribles acontecimientos en otros países, fotos de ciudades vacías o comportamientos masivos descontrolados, que muestran el pánico ciudadano. Este tipo de información tiene más posibilidades de ser compartida, y creída, aunque sea fake news, que una noticia veraz.

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La desinformación dispara el miedo, y el miedo impide afrontar la situación con eficacia. Los expertos que están trabajando con el virus aseguran que cuando la mayoría de la población está sana, no se requieren limitaciones excesivamente drásticas a la población en general. Tener cierta precaución, principalmente los grupos más vulnerables que, según la web de sanidad son las personas de edad avanzada o que padecen alguna enfermedad crónica, como enfermedades del corazón, del pulmón o problemas de inmunidad.

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El coronavirus, así como cualquier patógeno, se puede transmitir por el contacto de las manos que han tocado una zona contaminada y que sin pensar las llevamos a la boca, la nariz o los ojos. Los virus también se dispersan por la tos o un estornudo, por eso se recomienda taparse la boca o lavarse las manos con agua y jabón durante 20 segundos, acto que se recomienda igualmente aunque no haya virus, ya que es una medida de higiene aconsejable.

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Como última recomendación se considera que, si tienes fiebre, tos y dificultad para respirar o dudas sobre la posibilidad de haberte contagiado, contactes con las autoridades sanitarias, manteniéndote aislado y siguiendo las instrucciones hasta recibir atención médica.

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