Los neurotransmisores del amor

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Podríamos pensar que, a la hora de elegir pareja, nuestro cerebro que está tan evolucionado, nos ayuda a seleccionar a la persona perfecta con la que vamos a llevar a cabo un plan de vida que incluye algo tan importante como es la supervivencia de nuestros genes.

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Pero no, no sucede así. A la hora de enamorarnos, sobre todo si es un amor a primera vista, no podemos elegir, la búsqueda no es una opción, simplemente sucede. De repente nos da un vuelco el corazón, sentimos palpitaciones, insomnio, sudores, euforia y ansiedad. Nos vienen pensamientos obsesivos relacionados con “esa” persona durante todo el día y por si no teníamos suficiente con la actitud mental, se nos multiplica la energía disponible, ya no paramos de hacer cosas (útiles o no) de movernos sin sentido y de hablar como cotorras, por no hablar de la sonrisa bobalicona que nos delata ante amigos y familiares.

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Todos estos síntomas, son reacciones incontroladas de nuestra biología. Las áreas inferiores del cerebro, las que dirigen los procesos inconscientes bajo la corteza cerebral, son las causantes de este desbarajuste.

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  “¿Por qué nos enamoramos de unas personas y no de otras?

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Helen Fisher, es investigadora en el departamento de Antropología de la Universidad Rutgers de Nueva York y se dedica a estudiar los efectos del amor desde hace años y asegura: “Hasta ahora, una de las grandes preguntas que no sabemos responder es por qué uno se enamora de una persona y no de otra” En estudios llevados a cabo mediante técnicas de neuroimagen (tomografías y resonancias magnéticas funcionales), se ha visto cómo se activan todas estas áreas cerebrales al enseñarles la foto de la persona amada.

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Con estas técnicas, se puede observar cómo se activa todo el sistema de recompensa, también responsable del condicionamiento, extinción del miedo y comportamiento social, entre otros. Durante el enamoramiento, se liberan neurotransmisores responsables de sensaciones placenteras como la dopamina y la oxitocina.

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Este sistema funciona en el enamoramiento, pero también en las adicciones, es capaz de aprender un comportamiento para después repetirlo, asociándolo a la sensación agradable; así, se entiende mejor que ante una ruptura sentimental se perciba el abandono como un fuerte “síndrome de abstinencia”.

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                                 Estar enamorado produce estrés

 

Por otra parte, el estar enamorado se puede considerar un estado estresante, si tenemos en cuenta los niveles de cortisol (hormona del estrés) en sangre. Por suerte, esta etapa no dura mucho más de seis meses, después, todo vuelve a la normalidad y toman el relevo otras moléculas como la oxitocina, conocida como la molécula de la confianza que facilita el acercamiento y juega un papel fundamental en el establecimiento de los lazos afectivos en la pareja y finalmente, la vasopresina relacionada con la preferencia y fidelidad a una pareja concreta. Así…el compromiso va aumentando y la relación se estrecha.

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Después está la otra parte, la parte romántica que todos anhelamos en una historia de amor. Lo canta muy bonito Jarabe de Palo:

“A tu lado tengo ganas de vivir, junto a ti estoy como en el cielo, soy un niño que no paro de reír, lo mejor que en la vida me ha pasado”.

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Sea como sea, siempre podemos disfrutar del amor. Como expresa el profesor Antonio Damasio, de la Universidad de Iowa: “conocer la fisiología de la digestión no nos impide saborear un buen bistec”