¿Se aprende el optimismo?

  |   Ansiedad, Tareas para ser feliz, Terapia   |   No comment

.

.

La pandemia se está alargando mucho más allá de lo que pensábamos todos. Las predicciones del principio, en marzo del 2020, eran que para el verano casi volveríamos a la normalidad y que para septiembre podríamos celebrar todas esas fiestas que no pudimos hacer en su momento.

Y aquí seguimos, tratando de poner nuestra mejor sonrisa, aunque nos cueste cada vez más. La desesperanza se está extendiendo como una gota de gasolina en un charco, cubre la superficie del agua con un arcoíris de colores que impide ver el asfalto roto de debajo, superficialmente ha mejorado, pero es algo solo temporal.

.

.

Estamos cansados, cansados de ver siempre lo mismo en las noticias, las mismas caras diciendo las mismas cosas, como si la vida se hubiera parado y ya no importara nada más. Sin embargo siguen pasando cosas, aunque los medios no informen más que de la covid-19, las victimas y enfermos por el virus.

.

Ya se percibe una sensación generalizada de cansancio por repetición, como la película del día de la marmota, un día tras otro, siempre igual y con las mismas perspectivas. Si acaso algún día los noticieros dan información sobre algún desastre puntual, por lo demás las noticias se repiten y se estrujan hasta la saciedad. La rutina está resultando, a gran parte de la población, como una losa que impide moverse con libertad y energía.

.

.

La pandemia ha traído algo más que enfermedad y muerte, ha traído desazón, desilusión y desesperanza generalizada, a una población ya de por sí presionada, que estaba luchando por mantener una forma de vida cada vez más exigente. Hablo de la gente cercana, pero creo que no me equivoco si lo hago extensible a todo el planeta.

En muchas personas se ha instalado el pesimismo y no se han dado cuenta, creen que es lógico sentirse y pensar así en estos tiempos que corren. Puede que tengan razón, no sé que piensas tú.

.

.

¿Cómo te sientes hasta aquí? Puede que ya ni te haya afectado mucho, estas, como todos, demasiado habituado a estos pensamientos tan pesimistas y sobre eso es sobre lo que quiero llamar tu atención.

Piensa un momento, mientras leías ¿En algún momento se te ha venido a la cabeza un pensamiento contradiciendo lo que estabas leyendo? Si es así, te felicito, tienes criterio propio para ver por encima de la negatividad y buscas, de forma global, causas para no perder la esperanza y buscar la ilusión.

.

.

Nadie tiene porqué animarte, darte esperanza o infundirte aliento. Todos tenemos la facultad de tomar la iniciativa y buscar la positividad, incluso en los momentos más oscuros. En realidad, es lo único que podemos hacer, cualquier otra opción nos lleva a la apatía, al abandono y finalmente a la destrucción.

La alternativa a la tristeza es la ilusión, la alegría y la esperanza y esto se puede aprender.

.

La vida sigue y no nos estamos ocupando lo suficiente de hacer reírnos y abrazar, cuidar la alimentación o mantener vivas las relaciones sociales, mucha gente tampoco busca innovar dentro de esta nueva forma de vida en la que estamos obligados a vivir. Dejamos la existencia en stand-by a ver qué pasa y mientras perdemos el ímpetu y la motivación. Buscar nuevas aficiones, actitudes o reciclarse laboralmente puede dar un giro a la vida y encontrar un sentido nuevo. Algún día podremos viajar de nuevo, comer una paella en Valencia, un pelmeni en Moscú o disfrutar del famoso, y poco sano fish and chips, en algún restaurante de Londres. No importa que aún no se vea ni de lejos la posibilidad, pero es necesario tener esa ilusión si queremos levantarnos con ánimos de trabajar (o no hacer nada en casa, que casi es peor) un día más.

.

.

Decía Viktor Frankl: “No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida”

.

Y esa es nuestra responsabilidad, encontrar una tarea en la vida que nos dé esperanza y nos ilusione lo suficiente para que, ante circunstancias traumáticas e incontrolables, seamos capaces de seguir hacia adelante, viendo la temporalidad del momento y confiando en que, cuando las condiciones cambien, estaremos preparados para una nueva libertad y una nueva vida.

No es fácil mantenerse alegre ahora mismo, en realidad cuesta bastante más ser positivo que negativo, pero compensa mucho más. Las ventajas de esforzarse por pensar en positivo se disfrutan en el momento, y también a largo plazo. Al poco tiempo de practicar, se convierte en un hábito que es contagioso y que nos puede facilitar mucho la vida.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.